Cementerio de guerra aliado.
Amenaza con descargarse la peor tormenta eléctrica que conoció Berlín en más
de tres décadas. De nada serviría el paraguas. Tuvimos que refugiarnos entre
las tumbas para que no nos cayera un rayo. Se hizo de noche y la tormenta
era cada vez más tenebrosa. Estuvimos más de tres horas atrapados en el
cementerio, mi hermano Martín y yo, sólos, sin ninguna otra alma presente,
salvo quizás las de los muertos ...